PORQUE PINTO LO QUE PINTO
(Fragmento)
Fundamentalmente quiero expresarme, y hago uso de los recursos que tengo a la mano, me es indiferente si pinto, hago escultura o quizá si escribo, siempre y cuando exista el cauce para dar salida a los pensamientos que de continuo me atormentan o alegran. Creo también que en mi pintura hay algo de confesión: por la culpa colectiva o lo ancestral… soy victima de mi propia humanidad.
Es evidente que el ser humano es el centro de interés en mi obra y trato de descifrar el enigma de la vida a través de las diferentes imágenes y temas que conforman lo que puedo llamar mi universo personal, que está cargado de recuerdos, vivencias, cotidianidades e intimidades.
Lo anterior alimenta de muchas variantes mi obra, pero hay elementos que se mantienen por ejemplo: el dramatismo logrado a través del manejo la luz y la expresión de los personajes, los ambientes que son como una especie de mundo de sueños o de espacios en la memoria sin tiempos y el intenso colorido aunque he pasado etapas en las que me he complacido con pintar con blanco y negro
Siempre he sido fiel a mi mismo, pero en algunas ocasiones he experimentado con ciertos efectos y procedimientos, los que funcionan para mis intenciones se quedan. No soy amigo del facilismo y rehuyo a lo meramente retinal ya que mi intención no es golpear los ojos del espectador sino llevarlo a otros planos más allá de la superficie del lienzo.
Puedo también decir que no le temo al modernismo. Creo en el dibujo y en el oficio del pintor. Sobre esto he pensado mucho y dialogado con algunos de mis colegas y sigo madurando la idea para poder fundamentar con mejores argumentos ese apasionante oficio.
“No pretendo figurar solo trabajo a conciencia en lo que me ha sido dado como don o destreza, todo lo demás puede o no venir por añadidura”
Alfredo Martínez, Tegucigalpa, julio de 2006